Tremendisme

El columnista d'Abc Hermann Tertsch és persona d'intens espanyolisme. Evidentment, té tot el dret del món, com qualsevol ciutadà de la Pell de Brau, de sentir-se espanyol fins a la medul·la i de manifestar-ho sempre que vulgui. Ocorre, però, que quan, com a espanyol, parla dels polítics catalans, del Parlament català i de les lleis catalanes que s'hi aproven, el castís herr perd els trucs i les diu de l'alçada d'un campanar. Dijous passat escrivia: «Quienes ignoran las leyes fundamentales, aquí, en Barcelona y en Tegucigalpa, son golpistas. Quienes están aboliendo la Constitucion española en Catalunya no son otra cosa. Y el paso dado ayer en el parlamento catalán con su ley de educación no es otra cosa. Un putsch no tiene necesariamente que verse escenificado con la detención de Víctor Jara. Un golpe puede ser sangriento o no. Y cuando no lo es puede tener consecuencias trágicas más tardías. Pero quienes violan las leyes básicas con la contumacia con la que lo hace la mayoría socialista nacionalista o a la inversa en Cataluña son tan putschistas como su héroe Companys.» Després arremetia contra el Tribunal Constitucional perquè «en un acto de permanente e interminable desprecio a la ciudadanía española, todavía no haya aclarado las mil sospechas de inconstitucionalidad de un estatuto catalán que se está desarrollando por vía de hechos consumados en su mayoría irreversibles». Curiosament, a Público, un altre diari madrileny, de signe oposat al d'Abc, Empar Fernández escrivia abans-d'ahir des de Barcelona: «Los resultados obtenidos en las pruebas de selectividad por los alumnos formados en nuestras aulas demuestran que la competencia alcanzada es similar en ambas lenguas. El manejo indistinto del castellano y del catalán resulta soprendentemente ágil.» A la mateixa pàgina, Público oferia les dades de l'informe Pisa del 2007: la mitjana de comprensió lectora del castellà a Espanya era de 461 punts. El jovent català, ves per on, la superava: treia una qualificació de 477 punts.